miércoles, 3 de octubre de 2007

Your unconditional fan

No me puedo comparar contigo, saldría perdiendo. Es imposible que nada de lo que yo haga te llegue ni tan siquiera a la suela de los zapatos. Te leo (después de tanto tiempo...) y luego me leo a mí, y me da vergüenza, me doy vergüenza. ¿Cómo puedo pretener compararme contigo? Tú, que fuiste mi maestro, quien me dio las llaves de la imaginación, quien me enseñó a ser libre, a desplegar mis alas y volar. Me sumerjo en ti, de nuevo, y buceo entre tus palabras, las rozo con los dedos, intentando encontrar un significado distinto, y vuelvo a errar en mi búsqueda. Navego por tus frases, cuál barco a la deriva, y la tormenta me impide llegar a puerto sana y salva. Y me vuelvo a perder en ti, me sumerjo entre tus versos, pura poesía, esos que ya no me dedicas a mí. Y en cada inspiración, un sentido, y un sentimiento. En cada recuerdo, una lágrima.
Un momento cualquiera, de una tarde cualquiera, de un día cualquiera, y tus pensamientos vuelven a mí, intactos, vírgenes, puros. No pretendo mancharlos con mi mediocridad, sé que mi mirada ensucia, que todo lo que miro pierde valor. Prometo echar sólo un vistazo, un paseo entre tus nubes de algodón, ese paraíso que inventas, que creas. Puro teatro, decías, grandes dosis de imaginación para una obra perfecta. Con sólo insinuar, despiertas pasiones. Cuando muestras, nuestras almas se derriten. Sabes que siempre fui tu fiel seguidora, tu mejor fan. Pero de espectadora pasé a ser protagonista. Ya no ríe el payaso, ni tan siquiera es capaz de hacer reír. Sus cuerdas vocales se quebraron a la altura de la garganta antes de poder emitir sonido audible alguno. El mago de las palabras perdió sus poderes, en su camino se cruzó una frase incompleta, inacabada, una frase improvisada, que apareció de la nada, para hacer tambalear ese juego de malabares. Tu brújula ya no señala el norte, se perdió para siempre, en un baile de dos sin pareja.
Y este barco a la deriva vuelve a nadar en tus aguas, después de tanto tiempo. No puedes verme, pero sé que me intuyes. Elevé anclas, y el viento hizo el resto. Ya no hay timón, ni capitán, no hay destino, pero prometo no quedarme aquí. Sé que la brisa del mar se apiadará de mí, y de ti (de nosotros) y me arrastrará lejos, tan lejos que tus palabras se conviertan en hormiguitas, incapaz de distinguir. Y tu brújula volverá a señalar el norte. Y tus versos volverán a acariciar los sentidos; crecerán de nuevo, nacidos del corazón (o de las entrañas). Tu magia volverá a flotar en el ambiente, como una burbuja, de boca en boca, de piel en piel. Y tu risa volverá a sonar, tan clara y diáfana. Sé que ya no te inspiro, que soy ese verso que nunca quisiste escribir, ese tesoro enscondido en la isla que nunca quisiste encontrar, ese sueño del que te hubiese gustado despertar antes de quedar atrapado en él. Pero mis palabras ya no hieren, no transmiten, ni emocionan. Porque siempre fuiste mejor que yo.
Atentamente:
Your unconditional fan

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