miércoles, 11 de junio de 2008

Mientras espero el tren, me salen éstas cosas

Duerme cerca del radiador, como el ratón de Susanita (¿o era Susanita, la ratoncita?) y con un par de calcetines en invierno. Pero no le gusta el fútbol, en el recreo siempre se quedaba solo en una esquina, contando los minutos que faltaban para que sonase el timbre. Y adora el cine (de autor, independiente; detesta las comedias yankies, todas ellas insulsas y predecibles) y va al teatro siempre que puede, y su economía se lo permite. No importa si es un musical, un monólogo de la vagina (o del pene), una adaptación de un clásico o una puesta en escena post-modernista repleta de desnudos, tetas y culos, tacos por doquier y verdades a granel, siempre y cuando azote su ego masacrado y le dé placer a su intelecto. Huye de las conversaciones a lo "tertulianos de Ana Rosa Quintana", aunque tampoco ve los documentales de la 2. Prefiere malgastar su tiempo tumbado en la cama poniéndoles cara a las manchas de humedad del techo mientras escucha la lluvia caer a través de la ventana.