miércoles, 17 de octubre de 2007

Ella es así

-Mira allí, al horizonte, en línea recta, un mar de aguas cristalinas al alcance de tu mano. Respira, llena tus pulmones de este aire limpio, puro.

Pero ella seguía inmersa en sus pensamientos, con su mirada perdida en mitad de ninguna parte, con su perfil anguloso, de líneas perfectas, que desembocaba en su mar de aguas turbias, la perdición de mis deseos. Me encantaba contemplarla así, cuando ella creía que no la estaba mirando, cuando yo me hacía el despistado, disimulando, escondiéndome detrás de alguna parrafada sin sentido. Y me perdía en su silueta, dibujando en mi mente cada línea, cada curva, cada perfil, cada sombra. Todo en ella era armonía, simetría, perfección. Ese lunar que parecía bailar justo encima de la comisura de sus labios, que parecía mutar, transformarse, cambiar de lugar, mientras permanecía estratégicamente colocado en el mismo rincón de siempre. Solía llevar el pelo recogido, pero siempre se le escapaba algún mechón; me hipnotizaba de forma instantánea su manera de intentar colocarlo en su sitio, cómo sus dedos se confundían con su cabellera, y entonces mi mirada se volvía a perder en sus uñas perfectamente recortadas; todo era limpio y preciso en ella, no sobraba nada, ni faltaba nada. Y cuando pronunciaba mi nombre, se deshacían mis sentidos, mi cuerpo se diluía en su mar de aguas turbias, petrificado y sin voluntad. Pero ese efecto duraba un instante, escasos segundos. Después... todo volvía a la realidad.

No hay comentarios: