miércoles, 27 de enero de 2010

Largo domingo de nostalgia

Lágrimas de domingo por la tarde, de película de sobremesa rancia y de argumento mil veces utilizado. Lágrimas de nostalgia que provoca el propio aburrimiento del "no tengo nada que hacer". Lágrimas que provienen de esa canción que no estuviste a tiempo de pasar y te quedaste escuchando por mera desidia, mezclada con ese masoquismo que no deja marcas en tu piel (pero sí cicatrices en tu corazón y desgarros en tu alma).

Y el télefono sigue intacto en el mismo sitio de siempre, deseando que suene, que despierte de su eterno letargo, permanente y constante, y sabiendo a ciencia cierta que tu nombre no volverá a parpadear en su pequeña pantalla.

Lágrimas de domingo por la tarde, que la llegada del lunes borrará, que la rutina de la semana acabará por arrastrar, y quedarán relegadas a un segundo plano. Lágrimas con fecha de caducidad, que debes consumir preferentemente antes de (ver dorso), pero que resucitan, renacen de sus cenizas, cual Ave Fénix, justo una semana después, intentando que no se cuele ninguna a deshora, porque tienen su momento, y su lugar.

Y no dejo de preguntarme la causa, la razón y el porqué; qué tendrán las tardes de domingo (sin ti) que todo lo vuelve del revés, casi sin darte cuenta, de dónde proviene su poder devastador que consigue cambiar tu ánimo en cuestión de minutos, que lo deja todo patas arriba, con la fuerza de un huracán; como una gran tormenta, con truenos, rayos y centellas.

Sí, yo a veces también odio esas largas y tediosas tardes de domingo...

1 comentario:

Deivid dijo...

Jodidas tardes de domingo.... Cuántas penas y alegrías. Muchos recuerdos han venido a mí tras leer tu texto...

MUY BUENO!!