sábado, 12 de enero de 2008

A otra cosa, mariposa

Frases que se repiten en cada renglón, palabras usadas mil y una veces que acaban por desgastarse, expresiones copiadas bajo la luz mortecina de un flexo que acaban por deformarse. Y es que cuando la inspiración se atasca, uno siempre acaba escribiendo sobre lo mismo. Recuerdos que no se borran, heridas que no se cierran, historias que no se olvidan. Y acabas llenando hojas y hojas con palabras vacías que podrías resumir en una simple frase. Párrafos que se repiten sin cesar, en un continuo vaivén. Y le sacas punta al subconsciente, intentando rescatar alguna imagen que ilustres un texto perfecto. Y tu mano descansa en un coma profundo sobre el papel en blanco, mientras los minutos se suceden a cámara lenta, y tu mirada se pierde entre el tic tac hipnotizador del reloj colgado en la pared del escritorio. Tachones, espacios mudos, que no dicen nada, líneas torcidas que no encuentran el camino correcto. Extensiones de una misma idea que no da más de sí, una cuerda que tibas hasta el punto justo en que comienza a deshilacharse. Hasta que decides improvisar un punto y final cogido con pinzas que te permita pasar a otra cosa, mariposa.

1 comentario:

Os-K-r dijo...

Incluso en el arte de no decir nada eres buena diciendo algo.

Ya quisieran para si una habilidad semejante la mayoría de nuestros políticos.

Un besazo, esperemos que Alá te oiga y este año sea mejor que el pasado.