sábado, 29 de septiembre de 2007

Historia de un adiós

Como telón de fondo una luna resplandeciente y un cielo lleno de estrellas. Como banda sonora, el sonido estridente de una lluvia incesante, una lluvia torrencial que transforma las calles en ríos, transeúntes nadando a contracorriente (salmones en busca de libertad). Y en medio de la multitud, ella corre, salvando obstáculos. Ella huye, bajo capas y capas de un presente convertido en pasado. Su peso multiplicado por mil, cada paso un infierno, gotas de agua que se cuelan en su alma, y la inundan, a la deriva; bañada por rostros cubiertos con máscaras, enemigos que acechan cada movimiento, espectadores involuntarios de una obra sin título ni guión. La protagonita sale a escena, pero no hay focos iluminando su figura, no hay atrezzo, ni aplausos. Una obra sin fin, el telón no bajó, quedó suspendido en el aire. Protagonista y antagonista a la vez, dos en una, la que fue y la que es. La perfección y el caos. Un amanecer en medio de la penumbra. Lágrimas de sangre brotando a través de unos ojos que se quedaron sin vida; lágrimas de sangre, una sangre sin color, que se confunde con la lluvia. Ácido que quema su piel, que arrasa con cada huella, con cada marca, también con cada herida; que arrasa con cada momento, con cada sonrisa y cada alegría, que hace desaparecer cada instante de felicidad compartida, cada caricia, cada gesto. Llúvia ácida que borra todo rastro de su perfume, el perfume de él, aquel aroma que respiraba cada mañana al despertar, un olor que había pasado a formar parte de su día a día. Noches pintadas con el color de la pasión, sábanas bañadas en sudor, besos con sabor a ternura, a calidez. Besos con sabor a chocolate recién hecho, a fresas con nata. Un pasado remoto, un pasado cercano, pierde la noción del tiempo, y de la realidad. Y el corazón encharcado, ha dejado de latir; ya no bombea sangre, un líquido viscoso recorre cada vena, cada arteria. Lluvia y lágrimas, un todo que se funde, formando una nada en medio de la inmensidad. Ella corre, y huye, desaparece, se desintegra, se esfuma, y su estela se pierde en mitad del camino.

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